miércoles, 1 de diciembre de 2010

“La belleza se encuentra en el asesinato de inocentes animales”


(Sara Velásquez - Macarena Véjar)

Muchos fabricantes de productos cosméticos y para el hogar como maquillajes o detergentes, someten sus productos a innumerables pruebas y experimentos muy dolorosos a conejos, cobayas y otros mamíferos.

Uno de los experimentos más frecuentes es la prueba o test Draize. Consiste en aplicar dosis exageradas del producto (por ejemplo champú) a uno de los ojos sanos de un conejo inmovilizado por el cuello hasta producir úlceras, llagas, hemorragias y ceguera, mientras el otro ojo sirve de control comparativo.

En otras pruebas (las de dosis letal) se obliga a los animales a ingerir detergentes y otros productos nocivos y se observan sus reacciones (convulsiones, erupciones cutáneas, diarreas, etc.).

Parece obvio que la experimentación dolorosa con animales debería estar prohibida, en vez de requerida por la ley como ocurre con algunos países, por ejemplo Estados Unidos. Sin embargo, esto no es así, de tal manera que lo único que queda por hacer es boicotear los productos de empresas que experimenten con animales.

Como consumidores tenemos el poder de exigir productos en cuya etiqueta aparezca la consigna de no haber experimentado con animales. Mientras cada vez más gente se de cuenta de lo importante que es elegir un producto de este tipo, estaremos obligando a las empresas a dejar de realizar estos crueles e innecesarios experimentos y a promover la difusión de los productos que no involucren animales en su elaboración.

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